Sobre el cuento El hijo, de Horacio Quiroga.
Publicado por el diario La Capital.
Sobre el cuento Ovejón, de Luis Manuel Urbaneja Achelpohl. Publicado por el diario La Capital.
Sobre el cuento El Delirio de Machado de Assis
Publicado por el diario La Capital.
Sobre el cuento El Escuerzo, de Leopoldo Lugones.
Publicado por el diario La Capital
lunes, 6 de diciembre de 2010
SUPLEMENTO BICENTENARIO DE LA CREACIÓN DE LA BANDERA. ROSARIO EXPRESS 2012
martes, 10 de agosto de 2010
REVISTA ROSARIO EXPRESS
BICENTENARIO (Revista Rosario Express)
Movimientos Antisistémicos
DOMINGO FAUSTINO SARMIENTO (Historias Primarias)
CRISTOBAL COLÓN
MUERTE CON GUSANOS
A ver si es cierto que tenemos memoria. Si es débil de estómago, ni lo intente. Aquí están: Videla, Viola, Galtieri, Martinez de Hoz, Neustadt, Agosti, Mariano Grondona, Harguindeguy, Sigaut, Wehbe, Astiz, Bignone, Washington, Camps, Primatesta, Bussi, Patti, Massera, Cavallo, Luciano y Mario Benjamín Menéndez, y por supuesto a la Muerte.
APARICIÓN CON VIDA
La bandera de los años noventa y principios del tercer milenio.
La Argentina rebelde, asesinada, desaparecida y resistente.
Allí está Sandra, la gremialista de las meretrices que cometió el triple pecado de ser mujer, trabajadora y sindicalista.
El maestro que cumplía con su apellido: dar de beber al amanecer, ser fuente de albas nuevas.
La vitalidad inocente de una piba catamarqueña que quería vivir en medio de uno de los tantos feudos.
Los dos piqueteros que alumbraban futuro a fuerza de pelea y compromiso.
Regino Maders denunciando el narcotráfico y la corrupción en su provincia.
La mirada de José Luis Cabezas fotografiando lo prohibido de los delincuentes de guante blanco.
Y la bicicleta de Pocho andando por el camino de las pibas y pibes.
Esas luchas, esas impunidades, esas memorias levantan la cara de Jorge Julio López.
Y la bandera argentina de los años noventa y principios del tercer milenio.
Gilgamesh ¿ hacia dónde corres?
La vida que persigues, no la encontrarás.
Cuando los dioses crearon a la humanidad,
Le impusieron la muerte;
La vida, la retuvieron en sus manos.
¡Tú Gilgamesh, llena tu vientre;
Día y noche vive alegre,
Haz de cada día un día de fiesta;
Diviértete y baila noche y día!
Tus vestidos sean inmaculados,
Lavada tu cabeza, tu mismo siempre bañado.
Mira al niño que te tiene de la mano
Que tu esposa goce siempre en tu seno.
¡Tal es el destino de la humanidad!
Poema de Gilgamesh, Versión paleobabilónica. Aprox. 1700 a.C.